
A los 8 años Amelie solía ser la más apartada de los niños, mientras todos jugaban a las escondidas, ella columpiaba a su oso de peluche.
Disfrutaba las frutillas, y lanzar pequeñas rocas en el lago Vostok.
Un día se encontró en sus sueños a el, el de siempre. Mientras que veía a su madre en forma de nube en el cielo, esperando que un día bajara y le dijera que estaba ahí y no tuviera miedo, esa misma nube se convirtió en una gota que cayó justo en sus mejillas, se largo la lluvia y Amelie salió corriendo.
12 años después el se la encontró. Se pregunto muchas cosas sobre ella, pero cuando la vió supo que la conocía desde siempre. ¿Desde siempre? -el se pregunto- Si, en sus sueños siempre estuvo con el.
Amelie nunca creyó en el amor. Hasta que sin buscarlo lo encontró, pensó que soñaba pero esta vez era cierto.